martes, 25 de octubre de 2011

Pudding de chocolate

Ahí estaba ella, esperando como siempre. Llevaba con él ya un año y medio y sabía que siempre estarían juntos. Como de costumbre, se encontraba en el mismo banco en el cual se encontraban a diario, en un parque poco transitado de la ciudad donde se veían a parejas de ancianos sentados en los bancos y donde soñaban con un futuro similar.
Ella siempre esperaba en la misma posición, sentada en el respaldo del banco apoyando su brazo izquierdo en las rodillas y su barbilla de niña dulce, blanca y suave, en la mano.
Él, esta vez, llegaba tarde. Llevaba ya 17 minutos de retraso y no había llamado ni siquiera para avisarla, cosa que a ella le pareció bastante extraña.
Cuando por fin apareció, ella le vio doblar la esquina por donde siempre venía y su cara se iluminó, aún estando molesta por no haber avisado del retraso. Llevaba sin verlo 5 días porque había estado muy atareada con muchos trabajos.
En cuanto lo tuvo lo bastante cerca se abalanzó sobre él y mientras él la sostenía en sus brazos le besó con toda su energía, como si fuera el último beso.
- Podías haber llamado, o haberme enviado un mensaje diciendome que llegarías algo tarde. Sabes que detesto esperar sola. - Dijo ella.
- Tenía que hacer unas cosas y perdí la noción del tiempo, lamento haberte hecho esperar bicheja, no te enfades-. Contestó el algo burlón a la espera de que ella se enterneciera.
- ¿Aún no lo sabes? - Preguntó ella para sorpresa de Nikki.
- ¿El qué debería saber? -.
- Que no puedo enfadarme contigo.-
- ¿Cómo no vas a poder enfadarte conmigo? Todo el mundo puede enfadarse con todo el mundo.- Contestó él algo desconcertado.
- ¿Ah si? ¿Y porqué? - Preguntó Jazz.
- Por que si tu no pudieras enfadarte conmigo yo no podría hacer todo lo que te hago cada vez que te enfadas, como abrazarte hasta sentir que formas parte de mi, morderte el lóbulo de esas orejillas tan pequeñas que me vuelven loco o simplemente mirarte fijamente hasta ver a esa niña en tu interior que me enamoró desde aquel primer momento en que te ví esperando el autobús.

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